Otra vez, mujeres del mundo

OID:
¿para qué amargarse la vida con envidia?
Lástima deberían sentir por sí mismas cuando se cuestionan en porqué a unos sí y a otros no.
Nos han creado -e insertado- la idea de que tenemos que probarnos, cual muñeco de baterías o disco pirata, para saber si "servimos".
Sean lo que son,
chingonas.
Acéptense tal cual son,
no sólo la onda física basta.
Quiéranse a ustedes primero.
Con eso podrán valorarse y así, ser valoradas, queridas y por tanto sabrán esperar, lograr y alegrarse por l@s demás cuando obtengan algo, no sólo pareja.
valórense en toda la extensión,
para evitar regalarse -en todos los sentidos- y por eso, maquillar su existencia.

Recuerden mis sabias palabras, la envidia va en escalada, pero no es más que falta de la tan llamada y muchas veces evocada y sin embargo, tan desconocida autoestima.

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